miércoles, 25 de marzo de 2009

Fobias no catalogadas

No es extraño encontrarnos con seres que padecen fobias conocidas. Todos nos hemos topado con la histeria de un aracnofóbico (presente), o hemos visto como un fulano huye despavorido por que le dan miedo las alturas. Agorafóbicos, acrofóbicos, aracnofóbicos, selacofóbicos, hemofóbicos ...you name it...seguro hemos visto, siquiera de perdis, un documental de las fobias más comunes.

Pero....

¿Qué pasa con las fobias que no poseen un nombre científico? ¿Cómo superas un miedo que sólo lo compartes con un 0.00001 por ciento de la población? ¿Cómo cumples con una vida social activa si te dan miedo las vendedoras de tamales? Tienes pesadillas con la grabacion de: "Lleve sus ricos tamales guajaqueniiiios..." Puedes llegar a padecer miedos tan irracionales que prefieres callártelos por temor a que te tachen de loco. Temor a que digan : "Ese pendejo le tiene miedo al vendedor de tamales. "



Yo quiero compartirles mis dos grandes fobias:



La primera: Aracnofobia.

Es simple, miedo a las arañas. Es de las fobias más comunes. Sin embargo no me deja disfrutar al cien por ciento de actividades como ir de campamento. Hace tiempo le ayudé a un jefe a organizar una salida a Pachuca con todo el equipo de trabajo. Yo tenía que elegir el hotel dónde nos hospedaríamos y dentro de mis tres preguntas de control de calidad se encontraba:"¿En su hotel es común ver arañas?" y en base a eso, elegí el hotel. Y es que no se ustedes pero yo sí me volteo al revés si me encuentro esto en una esquina:


Lo que me da más tristeza es que La telaraña de Carlota era de mis

películas favoritas de niña.



Mi segunda fobia es más penosa, por eso casi no la comparto . Es un secreto de estado, pero hoy decidí ventilarla a los cuatro vientos:



Siempre me han dado miedo los muñecos de ventrílocuo...que digo miedo... un chingo de terror. Neto y Titino, personajes setenteros bien amados por México, eran la causa de mis pesadillas "Tempa- tempa -carempa" puta cancioncita de mierda que cantaban... Los odiooooooooooooo. Hasta la fecha no lo he podido superar, si veo uno en la tele, me volteo en chinga. Una vez un pendejo en la calle me hizo un numerito con su muñeco para que le diera dinero, lo que le di fue un gritote..."Hijo de pu...ma...pen...de mieeee...." ( nota: no escribí las groserías no por pudor y recato, sino porque del susto no las podía decir completas...se me iba el aigre... mamáaa).


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Éste es el culero de titino. No encontré foto de su compadre el Neto.

Tal vez sea prudente aclarar que no me dan miedo todos los muñecos, de hecho, tengo una colección de muñecas que parecen de mi abuelita. Me encantan las muñecas siempre y cuando no muevan la boca, ni abran 180 grados toda la quijada.

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Seguro esta noche tendré pesadillas por escribir este post... pero a ver... ¿alguno de ustedes tiene una fobia extraña y no catalogada por la psiquiatría?

viernes, 20 de marzo de 2009

Hoy se me dio la real pinche gana de recordar viejos tiempos... pero realmente viejos. Cuando era pre- adolescente solía escuchar música de los sesenta hasta hartarme. Me gustaba de todo, desde The turttles hasta Brenda Lee. Pero hubo un artista que me cautivó más que todos (y no, no es Elvis, que sí soy su fan por chingos) . Hablo de un artista que tenía una voz seductora de elfo sexy (no, no es Neil Sedaka), sabía componer letra y música de sus propias canciones, escribió el tema de una película importante en sus tiempos ( No, no es Paul Simons con Mrs. Robinson) es otro Paul (que tampoco es McCartney) es nada más y nada menos que. PAUL ANKA.

Ahora, a punto de salir de la oficina , matando tiempo nomás, me puse a buscar videos de este gran artista y encontré el de una canción que ponía cien veces al día:




Fui a un concierto que dio por ahí de 1993 en el Auditorio Nacional , OH gran concierto... ya iba sobres de él y me detuvieron unos guardaespaldas ( fue real).


Otra que me gustaba mucho era Rita Pavone , con una rola que no puede simbolizar nada más que la felicidad pura:





Confieso que esta rola la canto cada vez que cocino... hago hasta el bailecito. Mi antebrazo ya sufrió las consecuencias. Hace un par de días, cuatro méndigas gotas de aceite me brincaron... se ve la trayectoria de dichas gotas en las ampollas rojitas.



.... Ya es mi hora de salida y no hay chamba así que ya me voy. Espero disfruten del par de videos arcaicos, o si no, disfruten burlándose de mis extraños gustos musicales.


Ciao.

martes, 10 de marzo de 2009

Ando en busca de un gym.

Así es mis chamacos, decidí emprender una lucha contra la infalible gravedad. Aunque en los últimos diez años he sido un palito (literalmente), desde hace unos meses mi apetito ha mejorado, así que ahora sí le estoy entrando a la comida con singular alegría. He subido cuatro kilos, que apenas se notan, pero a este ritmo empezarán a notarse disparejos y de manera poco saludable, por ello quiero hacer ejercicio.

¿Soy huevona? Sí y mucho. Me rehusé por años ir al gimnasio, más no a causa de mi huevonés, sino por otros factores que me súper cagan de los gyms.





Factores que me cagan de los gimnasios



1.- Horarios pico

Si trabajas y decides ir al gym en la mañana al cantar el gallo, te encontrarás con un sin número de güeyes que también trabajan y decidieron ir a la misma hora que tú.
Si trabajas y decides ir al gym saliendo de la chamba, estás igual que en la mañana, porque el grueso de la población, coincide en tu hora de salida .

Si trabajas y decides ir en horas no pico, como 11 am o 3 pm, tu jefe te manda a la goma y te corren.


2.- Los mamers
Me cagan los mamers.
Como están mamers creen que tienen más derecho que tú ( o sea yo espiga espiritiflaútica) a usar los aparatos. Como están mamers creen que el gym es sitio de ligue.
Como están mamers creen que a huevo quieres con ellos.

Lo que los mamers no saben es que yo descubrí que el tamaño de los bíceps de un hombre es inversamente proporcional al de su cerebro, y a mí me gustan Nerds.




Dhaaaa...no puedo dejar de babear, Adrian.





3.- Las ñoras.


Hay dos tipos de ñoras que van al gym: Las que aceptan su edad y las que no.

Las que aceptan su edad, les vale madre su físico, y sólo van al gym porque el doctor ortopedista las mandó. Sin embargo, nunca falta la que se te pone en frente y empieza a ondear sus brazos de mantarraya y te desconcentra de tu rutina. Son señoras que te recuerdan en lo que puedes (vas) a convertirte. Aunque lo que me agrada de ellas es que están en su pedo y si no las pelas, ellas no se meten contigo.

Las ñoras que no aceptan su edad, suelen estar gordibuenas, o bien conservadas, y van con leotardos ultrapegados mostrando el cameltoe, y maquilladísimas como si fueran a una fiesta. Como se quieren sentir chamacas, andan buscando competir con las chamacas de verdad, entonces no aflojan los aparatos y hacen un ejercicio inhumano. Se tardan tanto en la escaladora que mejor terminas por desistir en esperar tu turno.






Si ves la pezuña directamente te salen perrillas.



4.- Los pinches viejitos.

Éstos son cabrones que no sabes a qué chingados van al gym. Güeyes que apenas y pueden mantenerse de pie, ahí los ves apañándose las caminadoras.

Si tienes ganas de darte un chapuzón en la gigantesca alberca olímpica...NO PUEDES, porque todos los carriles están ocupados con viejitos que tienen que hacer fisioterapia...."me lleva la chingada".






5.- Los vestidores.

No sé porque en los vestidores de los gimnasios han omitido todas las leyes naturales de la privacidad. Ahí ves a señoras encremándose y otras desnudándose a tres centímetros y desnudando a sus hijos varones de seis años, y ahí estás tú,(sin querer) viéndoles el pito y ellos viéndote las nalgas.... está por demás enfatizar que es cagante esta situación.


Además, siempre hay escasez de toallas limpias y si decides verte hábil y traer tu propia toalla, no falta quien se quite las aletas a lado y te la empape.


En el caso de las mujeres, si te quieres maquillar, rara vez encontrarás espacio en e l espejo principal, y si tienes suerte de encontrar lugar, te aplicas el maquillaje con la iluminación chafa que da la luz neón. Cuando sales a la luz natural del día, ves en el retrovisor que quedaste como Pita Amor.



6.- Los instructores.


Sé que mencionar este punto me va a desenmascarar como una antisocial de mierda, pero ni pedo, lo soy. Adoro mi burbuja invisible que me aleja de la demás gente cuando quiero hacer algo tan privado como hacer ejercicio. Si quiero usar la caminadora ( una vez liberada de los pinches viejitos) sé lo que tengo qué hacer. Ahhh, pero no falta el instructor mamer que a huevo quiere enseñarte cómo hacer las cosas. Se acercan preguntándote cosas como:"¿Sabes si estás haciendo el ejercicio correcto?" "¿Qué resultados esperas?" y contestarles un simple : "gracias, así estoy bien" no basta, insisten hasta que te das cuenta que si no los pelas , nunca se irán.


Sin saber cómo te enrollaron, terminas pagándole a un pendejo que te enseñe cómo caminar.
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Espero que estos puntos reflejen la verdadera razón por la que dejé de ir al gimnasio hace diez años y me dediqué a hacer sentadillas en mi recámara. también espero que la situación en los gimnasios haya cambiado y no se presenten estos factores cagantes.


¿Conocen alguno?

lunes, 2 de marzo de 2009

Se me hizo tarde...

¿Cuántas veces no hemos utilizado esta oración cuando llegamos tarde a cualquier sitio?
Decimos: "Perdón... se me hizo tarde", y después de una sonrisita pendeja, seguimos con nuestro día.



Cuando utilizamos el "se me hizo tarde", estamos arrojando la responsabilidad a un tercero no presente (mas sí implícito) en la oración. ¿Qué es lo que se te hizo tarde? ...who knows? Inconscientemente nos estamos lavando las manos. Es preferible agarrar valor, y reconocer que la culpa es tuya y decir con estoicismo : "Lo siento, sé que llegué tarde". Aahhh...qué pinche diferencia.



Si el radar de la vergüenza funciona bien en ti, al hacerte responsable de que llegar tarde es tu acción, por lo tanto tu culpa, tratarás de combatir tu impuntualidad, pero momento... no es tan fácil, antes hay que romper con un mal hábito y si no sabes qué lo origina, puede ser confuso.


...Entonces...


¿Qué es lo que nos hace ser impuntuales?


1.- Medir el tiempo al tanteo.

Es verídico que cualquier actividad nos lleve un cierto tiempo realizarla. Hay personas "masters" que mentalmente hacen una especie de ecuación matemática y con precisión deducen el tiempo exacto para cada actividad de sus vidas. Para la perrage, este conocimiento nos es ajeno y por consiguiente la cagamos al otorgarle un tiempo inexacto a actividades y trayectos. "Yo calculo llegar en cinco minutos en coche" y la realidad es que ese trayecto te toma más de veinte.

¿Qué hacer cuando este es tu caso?

Elaborar una tabla de tiempos. Se que suena mamerto y muy al estilo de espacio de cositas, pero neto puede funcionar. En una hoja de cuadrícula grande tamaño carta hay que anotar las actividades y el tiempo real que te tome ejecutar cada una . Sobre todo si el problema es llegar tarde a la chamba.

Ejemplo:

Ducha: 20 min.
Peinado: 20 min.
Maquillaje: 10min.
Desayuno: 20min .
Traslado: 20min

Total: 90 min.

Después de hacer tu tablita temporal te darás cuenta que lo que creías que te llevaba tan solo veinte minutos, en realidad te toma noventa y por eso nunca llegas a tiempo a la chamba.

Una vez haciendo conciencia de esto, será difícil que te hagas pendejo solo otra vez.


2.- Justicia cósmica.

Las personas que caen en este rubro no son malos en su chamba, de hecho pueden ser muy eficientes, su pedo radica en que siempre, siempre, siempre, salen bien pinche tarde del trabajo. Entonces, a modo de justicia deciden llegar un poco más tarde que su hora de entrada establecida. El jefe se la puede hacer de pedo, pero el empleado siempre va a rezongar: que se va tardísimo todos los días, que está trabajando jornadas de más de doce horas diarias, que por 20 minutos tarde no hace daño a nadie, más si se va tarde, etc.


Es injusto que las empresas te exijan llegar puntual en tu hora de entrada, y se hagan bien pendejos con la puntualidad a la hora de la salida. Si te vas a tu hora, no falta el pendejo que comenta: ¿Qué... acaso es tarde libre? , haces jornadas inhumanas, llegas a tu casa con el ánimo apenas suficiente para cenar algo y dormir.


¿Cuál podría ser el motivante para estos seres? ¿Cómo alentar a alguien a que llegue a su hora, si siempre se va tarde? ¿Qué podemos decirle a esa pobre criatura? No pretendo dar la solución al problema, ni sentirme Corneja y dar pláticas motivacionales, pero a las personas que conozco con este problema siempre les he dicho algo que los ha motivado a ser puntuales en su chamba y es:

SI SIGUES ASÍ, TE VAN A CORRER... NO SEAS PENDEJO Y MEJOR LLEGA A TU HORA.


Lamentablemente la justicia cósmica no aplica en los horarios de trabajo y por mucho que te vayas tarde, la empresa puede argumentar que eres un huevón por no llegar esos veinte minutos antes que te tomas por hacer justicia con tu propia mano. Ni pedo.... aquí tenemos las de perder.



3.- Hueva.

Hay sujetos que sufren de fatiga crónica e injustamente son llamados: Pinches huevones.

Si eres de los que se la viven cansados las 24 horas del día. Siempre tienen sueño (me tomo una pausa para recoger mi cacho de lengua), los párpados te pesan como acero todas las mañanas y el cuerpo te exige dormir más...más...máaaas....y máaaas, seguro entras en esta categoría.


Por mucho que trates de motivar a estos seres, siempre van a tener su hueva como su única prioridad, así que lo que puede ayudarles es hacerse de los siguientes aparatejos: Despertador chicharra marca ACME y una cafetera con programador temporal.


La idea es que el dulce aroma del café te vaya despertando en lo que suena tu despertador. Según artículos, el aroma del café es estimulante. Si no funciona, lo peor que puede pasar es que tu cafetera de cristal explote y sigas siendo el mismo flojonazo.


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Chamacos, ya no hay pretextos, acabo de dar soluciones factibles y muy viables para que la impuntualidad deje de ser un problema en sus vidas y no sigan siendo catalogados como: ese pinche huevón que siempre llega tarde.