lunes, 11 de mayo de 2009

Cuando el futuro nos alcance

Estaba la tarde de antier leyendo pendejadas en el periódico con el fin de mantenerme al tanto sobre los avances de la influenza, cuando de pronto, una noticia capturó mi interès....¿Qué pedo con la señora a la que le hicieron un transplante de cara?( Me hubiera gustado empezar este post con un estilo más poético, pero no puedo. Me gana la impresión.) La historia es más o menos así, su nombre es Connie, y su vida quedó desfigurada (ay que linda metonimia) cuando su esposo cruel y despiadado, por sus huevos, le soltó un plomazo en la jechu. (Boom... headshot). Como resultado del percance (disculpen mi lenguaje policiaco) la pobre mujer quedó con un rostro irreconocible. Tanto, que tuvo que respirar a través de la tráquea, ya que su nariz desapareció.


Hace algunos post, hablé sobre mis dos fobias más relevantes: las arañas y a los muñecos de ventrílocuo. Sin embargo, me falto mencionar que otro de mis temores es llegar a quedar desfigurada. Cada vez que veo a alguien con el rostro hecho caca, me asusto y trato de ser empática con la pobre persona. Pero siento que una de las peores cosas que te pueden pasar es que tu cara se desfiguré. Yo sé que el físico no lo es todo, pero las implicaciones psicológicas de perder tu identidad, pueden ser devastadoras.


Ahora Connie luce un nuevo rostro, que aún se ve hinchado por el proceso post operatorio, pero al menos ya tiene una apariencia más humana, y sobre todo, ya pudo volver a respirar por la nariz.

Seguro ya todos vieron estas imágenes, pero pues pa' no dejar aquí está la foto que muestra la trasnformación de Connie:




Anterior a ella está el caso de Isabelle, una francesa cuyo perro la desconoció y le arrancó un buen pedazo de cara. Su piel y músculos habían desaparecido, por lo que una reconstrucción facial resultaba prácticamente imposible, así que los cirujanos optaron por hacerle un trasplante de rostro.

Algo que capturó mi atención es que Isabelle pasó por un trauma psicológico al ver su nuevo rostro ya reconstruido con la cara de una muerta. Durante años ella se había acostumbrado a una imagen de si misma con la que creció, y de pronto quedó desfigurada y la única solución era transplantarle la cara de alguien más, es entendible que en una situación así tu identidad se cimbre y requieras de ayuda psicológica de por vida.

Según algunos moralistas, que detienen el avance de la ciencia con preceptos anacrónicos e inútiles, el transplante de cara no tiene un objetivo funcional, es simplemente estético. Yo cuestiono esta parte, porque creo que si tu rostro se deforma y por ello la gente se te queda viendo como naca, y el futuro que tenías en mente se desvanece porque ya no eres el mismo por fuera (por ende cambias radicalmente por dentro), no puedes funcionar. La cara es una tarjeta de presentación, y no es sólo por lo bonita o fea, son los gestos que desarrollamos junto con expresiones faciales las que nos dan autenticidad a primera vista. Quitarle a alguien este medio de expresión es lo mismo que arrancarle la lengua, o las manos, o cualquier otra extremidad que sirva para comunicarse con el exterior.

Vivir con una cara destruida ha de ser terrible, por ello yo estoy a favor del avance de la ciencia, y que además de donar riñones, corazón, córneas, etc, también donemos nuestra jeta, ya que un acto así, también puede salvar una vida.

3 comentarios:

Hattori dijo...

Horrible caso, coincido en que es destrozar la identidad de la persona, y aunque tenga un nuevo rostro, no se reconocerá a sí misma ni lo que era antes de esa tragedia...

¿Te enteraste que todavía va a volver con el marido que le disparó? Eso nos demuestra que quedó también un poco medio imbécil...

Yo tengo una propuesta para donar jeta: no cacarizos, no deformes, y de preferencia, sin piercings pues tampoco queremos que nos quede un agujero de más por ahí rondando.


Saludos!

Zorro de Terciopelo dijo...

=S
Mieeeedo!

Unknown dijo...

Nah, no es para tanto, vivir con la cara destruida no me ha hecho pasar penurias en mis 32 años