martes, 29 de marzo de 2011

Esta noche se improvisa

Mis manos me tiemblan peor que al McFly. La boca me sabe a fierro, y mis ojos se agrandaron de manera sorprendente. Todo a causa de una decisión a la que le tuve que echar huevos. He decidido dejar de fumar.

Sí… ya sé que hace dos post dije que estaba hasta la madre de las campañas contra el tabaquismo y que fuera a chingar a su madre todo aquél que se intentara interponer entre mi tabaco y yo, y lo sostengo. Me saca de mis casillas ver la foto de fetos grisáceos, y también me exaspera leer constantemente que el cigarro es mortal y que tarde o temprano voy a valer madre si sigo montada en mi macho de fumar lo que se me hinche la regalada gana.

Así que quede más que claro que no es por la publicidad constante y molesta por la que tomé esta decisión, ni por miedo a morir, pues yo soy como los tomatitos, yo me baje de mi macho cabrío porque tengo otras metas que dejé olvidadas y quiero retomar.

Mis metas no son muchas, de hecho son solamente dos:

1.- Hacer ejercicio.

Cuando yo era veinteañera me la pasaba leyendo, pero también hacía sentadillas como loca en mi recamara mientras estudiaba para la escuela. Iba al gimnasio para estar horas (literalmente horas) en la escaladora. De hecho creo (sino es que aseguro) que gracias a la cantidad grosera de ejercicio que hice en mi temprana juventud, todavía me conservo pasable. En algún momento de mi vida dejé el ejercicio y me dejé absorber por el ritmo de los corporativos. Pero eso se acabó. Ya elegí un Gym y me voy a inscribir a recuperar la condición física que el cigarro y el trabajo me han robado.



2.- Cantar.

No están ustedes para saberlo ni yo para escribirlo, pero su servilleta canta bien chingón. A la chingada la falsa modestia, a mis vainte tenía un gran registro de voz y te cantaba desde coplas españolas hasta pop en ingles sesentero. Ahora sólo canto en la regadera, y aunque sigo entonada y medio mantengo el registro, pues la respiración me falla. Hoy me dejé de hacer pendeja diciéndome, es el vapor, es la humedad del baño… ¡¡¡Ni madres!!! Es el pinche cigarro.

Una gran amiga mía, Karen, me estuvo diciendo estos dos años que volví a fumar, que si seguía así, iba a arruinar mi voz, a lo que yo contestaba " No creo llegar a ser cantante. Nadie me descubrió a los veinte, ¿Quién chingados me va a descubrir a los treintas?" Pues resulta que me descubrieron. Es un proyecto que promete, y me dije: " Pendeja, de haber sabido hubiera cuidado más mi voz."

Afortunadamente sólo han sido dos años con el vicio, y Karen me asegura que si no vuelvo a tocar un cigarrillo, volveré a dominar mi voz. Yo le creo.

Pero como todo en la vida, a los huevos hay que echarles una manita ( sin albur), Me he puesto un cuadrito que me da shots certísimos de nicotina. Los famosos parches. Esta noche me he puesto el primero. Me da un putero de comezón, y la boca me sabe a centavo, tengo mucha hambre y sencillamente no puedo dejar de pensar lo siguiente:

¿Por qué pierden el tiempo los científicos curando enfermedades, porque no hacen un pinche cigarro que no dañe a la salud ? ¿¿¿POR QUEEEEEÉ??????

Eso es un sueño y sueños sueños son. Lo sé. Así que para lograr mis metas, me someteré a los parches y espero ver resultados pronto. Los parches son uno cada 24 horas. Uno al día. Un día a la vez.

domingo, 6 de marzo de 2011

Largo Post, me la mamé, no se sienta obligado a leerlo completo.

Una helada intranquila en el pecho...un cajón sin llave al que temo abrir...un sin número de sensaciones me atacan esta noche. Y de sobra sé que las sensaciones que más hieren, son aquellas que se nutren de la memoria. Ya había escuchado de esto cuando tenía dieciséis años, mas juraba ante mi libro de obras completas de Federico García Lorca, que nunca permitiría que la adultez, y la responsabilidad económica, me robaran mis anhelos literarios. Sabía que mataría, mordería, arrancaría la la piel, a quien se interpusiera en mi camino hacia la gloriosa literatura.

La helada que ahora se clava en mi corazón, salió precisamente de aquel cajón , al que olvidé cerrarlo con llave. El cajón donde dejé vilmente olvidados mis sueños de adolescente. Olvidados, pero sin llave, y esta noche amarga de sábado, lo abrí por error. A los veinticuatro años salté con ceguera a un tren que me llevó, no sólo lejos de mi sueños, sino a un lugar pútrido donde expresar un placer artístico se castiga con miradas frías y olores de oficina.

"Tengo 17 a-años, qué enfermedad, sí-sí-sí-sí. Cuando tenga dieciocho, se me curará ay-ya!" Uno de mis tantos guilty pleasures (me niego a traducirlo en placeres culposos), es haber disfrutado en mis años mozos de las películas sesenteras de Rocío Dúrcal, ACLARO- ANTES QUE NADA- que me zurra Juan Gabriel y me cago en sus muelas cada que puedo, así que espero que mi punto de que la Rocío que amo, es antes de haber conocido a este mequetrefe. Retomando… cuando finalmente cumplí 18, descubrí con gran dolor en mi corazón que esa "enfermedad" de los 17, no se había curado. Ahora tengo 32, y esos padecimientos de jovencita, se han hecho metástasis en mi cerebro.

Dejé la carrera de literatura por pedos económicos. Todo mi magno futuro en el cine o las letras lo cambié por cuatro mil pesos al mes trabajando en un hotel de prestigio mundial. En vez de levantarme a las cinco de la mañana, me despertaba a mediodía porque mi trabajo era de tres pe-eme a once de la noche. De estudiante nerd y antisocial hasta las entrañas, me transmuté en hostess de restaurante de lujo, y en vez de miradas desdeñosas y " estorbas mi paso, imbécil" , ahora eran sonrisas con el trillado y asqueroso "pase usted". Ahí me traicioné, y desde entonces vivo con esa puñalada en la espalda, que yo misma me di. Me gano la vida teniendo "buena actitud".


Sé que no soy el único ser, en el mundo…olvida el mundo, en la manzana, que se traicionó en pos del sueldo. Pero, a pesar del dolor que a veces me causa no ganarme la vida escribiendo, si tuviera que decidir todo nuevamente, no lo haría diferente. Mi padre me había ya dado todo y yo, de veinticuatro años, seguía succionándolo para que pagara mi universidad carísima. Una noche, (siempre tengo asaltos mentales en la noche) vi a mi padre sin que él me viera, desesperado en la mesa de la cocina,y mi madre tratando de tranquilizarlo. "¿Cómo le hago para seguir pagando la escuela de Maruchi?". Al día siguiente, sin haber dormido una chingada, en vez de ir hacia la universidad para pagar el semestre, di vuelta a la izquierda, hacia la calle donde están los bonitos hoteles. Busqué trabajo, de lo que sea , y lo que sea fue: Hostess de restaurante. "La escuela puede esperar, la tranquilidad de mi padre, no" pensé. La sensación de apoyo total siempre ha existido en mi familia, ya era hora que yo correspondiera con una moneda, los miles de pesos que ellos gastaron en mí.

Una noche, (otra noche), conocí al inglés. Un huésped del hotel que después vivió en el país unos meses. Logró conquistarme con: " Tell me about your favourite place" y una mirada auténtica. Comenzamos a salir y nos amamos como personajes de una película de Polanski, que sabían que notendrían mucho tiempo para estar juntos. Él era casi veinte años mayor y aunque a los dos nos valió grillo la diferencia de edad, a la vida misma no le valió. Nos separamos sin un adiós, y sin pena.

Mientras pasaban los meses, aquello que llaman destino, decidió que llegara otro trabajo. Esta vez de recepcionista. Me sentiría más tranquila si realmente me comprara la idea que fue el destino quién decidió mis pasos. Si sintiera así, ni siquiera estaría ahora en sábado, escribiendo una …no sé…¿memoria?, y tal vez me permitiría ver una movie y relajarme rico, para entrar el lunes fresca la chamba. La neta cruda es que yo decidí subirme a ese tren que me llevó de la universidad al trabajo corporativo.

En la recepción, sonreía más, pero cada vez lo sentía menos sincero, escribía menos, pero extrañaba más la literatura. Tal vez por eso aguanté al indeciso profesor que venía arrastrando desde la prepa. Mi maestro de literatura. Cuando entré a mi segunda chamba, él y yo habíamos regresado por tercera vez, y a fuerza de hacerlo, me hipnoticé a creer que por seguir con mi profe de literatura, estaba en la literatura todavía. Error. Un cuerpo de un borracho partido a la mitad nos topamos sobre Periférico. Aunque para ese entonces ya no estudiaba literatura, no podía escapar a la costumbre de perseguir más niveles de lectura, pero como ya no tenía una novela en el buró, encontraba niveles de lectura complejos en mi vida. Aquel borracho desmembrado seguramente por otro borracho al volante, era la señal.

En la oficina los hombres parecían cortados por la misma tijera. Casados, de traje sastre y lociones caras mezcladas con after shave , olor que me daba náuseas. Ni siquiera me molesté en pensar en alguno de ellos como hombres ligeramente interesantes. Hacía mi trabajo y punto.

La carencia más notoria de literatura en mi vida, me hizo perderme en el cine, en el cine viejo. Ahora yo era Greta Garbo, seductora, pero siempre con la mirada triste.

"No lo hagas. No lo dejes todo" Lo dije sin emoción, con voz grave, como lo haría la Margeritte de Garbo. "You should go now, and never see me again" decirlo con dureza, y segundos después con la voz cínica " but don´t go in anger".

Las letras ya estaban abandonadas, dejé de escribir por completo . YOOOO, poco a poco veía que me portaba cada vez menos como Garbo, y me convertía en un personaje femenino secundario de una muy mala película de clase B,. Viviendo vagamente el entusiasmo que me daban las historias torcidas de amor que ya no leía.

El infierno, del que ya me había platicado Dante, abrió sus puertas, no sin antes darme el suficiente tiempo para leer "Vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!". El sonido que produce el cerrojo del inframundo, hace que recuerdes en todo momento que tienes nuca y que tus pelos se pararán al grado de sentir que te los están arrancando. Estaba a la merced de las aguas vertiginosas del lago Estigia , y poco después, y durante tres años viví el infierno en el que todos mis miedos se hicieron realidad.

Renuncié a esa chamba y tomé lo primero que se me presentó; asistente ejecutiva de una dirección general, pero estaba claro, al menos para mí, que jamás querría volver a ese infierno.

en este capítulo, nueva chamba, estaba viviendo una mala película de zombies, sólo que no me había dado cuenta, hasta que el muerto se levanto de su tumba, con la putrefacción de cuatro años. El señor profesor reapareció. Su voz era parecida a la que recordaba, pero el contenido de sus palabras estaba muerto y apestaba a muerto. Para entonces, ya había renunciado a ser personaje de Sthendall, ni siquiera era una película de clase B, era algo peor que las telenovelas. Mi personaje no era ni la Rubí de Bárbara Mori. Vaya, yo apestaba también. ¿Qué pasa cuando dos muertos se aparean? Nada. Mi personaje femenino salido de un capítulo de Mujer Casos de la Vida Real, creyó seguir en el fondo enamorada de aquel profesor.

Las señales dejaron de ser sutiles y lanzaban fuegos artificiales claros con las siguientes letras en el cielo nocturno: "¡Huye ahora!"

En mi nuevo trabajo una compañera me comentó algo de las licenciaturas ejecutivas que impartía cierta universidad. Sabía que Literatura no estaría, ni de chiste, contemplada en este paquete Sonrics, y ademàs, ¿a quién quería hacer pendeja? Ya estaba oxidada y mi cerebro sólo gritaba: "Oil". Comunicación sonaba interesante y sabía que me revalidarían varias materias de Letras. Me inscribí.


Al lunes siguiente, sentí un putazo en todo mi cuerpo. Un gran putazo en que que experimenté el dolor de varios huesos rotos. No porque lo amaba y me dolía separarme de él, el golpe fue porque había ya tocado fondo. Y déjenme decirles que el fondo termina en risco picudo, donde te puteas y ensartas en las rocas hasta que llegas al suelo rasposo. "Ya no me llames, nunca más, ni con el pensamiento" le dije no sin antes colgarle el teléfono por última vez. Qué mejor manera de darle final a una historia patética, diciendo una línea inexistente, pero de una película que sí debió existir. Esto es algo que diría la Garbo.


Al fin me había bajado del tren.


Me bajé en la estación de la universidad y me intoxiqué con el olor a cuaderno nuevo y tinta. Déjenme hacer hincapié que el olor que despide la pluma vic cuando tomas apuntes de escuela, es muy diferente al que te da la pluma usada para anotar pendientes y llamadas de tu jefe. Ya no era un personaje de de telenovela. Tuve una revelación: " Ahora soy un personaje extra en la historia de alguien más" Estaba pocamadre, viviendo la vida sin la necesidad imperiosa de ser personaje principal. Soy un pinche extra, mi única responsabilidad es no mirar a la cámara y perderme en el fondo.


Segundo cuatrimestre... En una clase, irónicamente, de cine, vi aun sujeto de quién ya me habían hablado. Capturó mi atención desde el segundo en que lo vi. No me molestaba que me causara gracia su sentido del humor ofensivo para el resto de la clase. Durante semanas no le hablé, más que para comentar de cine durante la clase.


En aquellas épocas, el Hi5, era lo que ahora es el Facebook, y sólo me estoy remitiendo tres años atrás. Un exnovio que pasó por mi vida sin pena, ni gloria, que era mi contacto jaifaif , me invitó a una fiesta, su cumple. Me cagan las fiestas, las bodas, los bautizos, todo lo que implique reunirse a un número superior a 10 personas. Me caga elegir el atuendo perfecto, me caga tener que ir al salón para que me acicale un extraño. Pero por alguna razón, pensé que debía asistir a esa fiesta. En fin, en mi cerebro sonaba a buena idea. También sonó a buena idea invitar al chico de mi salón.


Me van a tener que perdonar que le dedique más espacio a este evento. y si no me perdonan, pues me vale coño. Pero, ésta es la parte más importante de mi historia como extra.


Para la clase del día posterior debía preparar una historia con imágenes, que relatara, sin palabras, una anécdota contundente. Agarré el pincel y creé un mundo en el que un niño fantasma escondido en un armario, mataba a otro niño explorador , de un susto. El exploradorcito se convertía en fantasma, y cuando está apunto de putearse al fantasma que lo asustó, entra otro niño, los niños-fantasma deciden jugarle la misma broma. Llegué a la clase con mi obra apestando a óleo. Terminé de exponer, no sin antes comportarme como una gallina y no decirle al nuevo chico de mi interés que me acompañara a la fiesta.


Llegó la noche y yo llegué a la reunión acompañada de mi amiga de la universidad. Me recibe mi ex , tomando las bolsas de la bebida que llevé por vil cortesía barata. Me serví vodka en las rocas y mientras bebía, me lamentaba de mi cobardía. Una ráfaga de viento ocasionada por un chico alto que pasaba a mi lado, me cimbró, Ahí estaba él, mi compañero nuevo de escuelita. Era momento de acercarme al pasto, sin importar que se atoraran los tacones, pués ahí estaba él. Nada se interponía excepto los tres chiflados. Me gustaría decir que esto es una metonimía, pero no, en realidad unos entes que se asemejaban groseramente a los tres chiflados, intentaban hacerme la plática. Me comparé con Alicia, en busca del conejo pero los gemelos obesos interrumpiendo su objetivo. Sabía que eventualmente los iba a mandar a la mierda, entonces no hice esperar más esa eventualidad y los mandé a la mierda. "Váyanse a la mierda!" les dije.


Cuando estuve cerca de mi compañero, le pregunté "¿Por qué no saludas, pinche grosero?" y él respondió "¿Para qué me haces una pregunta si ya sabes la respuesta? Por pinche grosero".


Al mes nos mudamos juntos, y después de tres años, seguimos juntos. Nuestras noches se van en matar zombies en videojuegos. Nuestros viernes están acompañados de amigos, para ver cine y platicar por el gusto de poner en palabras, un universo sitcom. De hecho ahora están compartiendo la mesa de mi casa, y mientras yo escribo esto, ellos están haciendo algo valioso con sus vidas.



Esta noche, hice sin querer un recuento de mi patética historia, todo ocasionado por la helada que se escapó del cajón. Pensé que la historia se inclinaría hacia el lado profesional y acabé hablando de los hombres en mi vida. Pero sí creo que los humanos tendemos a definirnos por la historia de amor que vivimos, y mi gran historia de amor comenzó en la adolescencia , cuando tuve la relación menos complicada de mi vida. Una relación simple germina cuando no la sustraes de la realidad inmediata. Amé a García Lorca sabiendo que "un muro de malos sueños me separaba de los muertos", y mi Federico ya estaba muerto. Tomaba la edición Aguilera de sus Obras Completas, y recitar en voz baja, (a veces alta) , y ya. Suena simple, pues lo era.


Retomaré la escritura, sin esperar algo de la realidad. Escribiré rascando mugre de la fantasía por el simple y llano placer de hacerlo. No estoy aún segura de hacerlo con pluma y papel, como en los viejos tiempos, ahora a las cinco de la mañana, parece brillante idea. Estoy también contemplando un placer más inmediato que nunca me he dado. Escribía de él sin haberle visto la cara, el amanecer. Me voy dejando de fondo un poema en la voz de Adolfo Fernández Cepeda…" La noche quedó atrás…."










martes, 16 de noviembre de 2010

Fumar es un placer...



¡¡¡Ya chole!!!!,

Hace cosa de dos años, mientras me fumaba un cigarillo con mi chico, caímos en cuenta que los fumadores somos los nuevos negros.

¿Por qué negros? Pues la discriminación de la que somos objeto, nos aliena de la sociedad de una manera agresiva. En los restaurantes, la sección de fumar es de dar penita, con esta nueva ley (que se sacaron de las nalgas) los establecimientos improvisaron mesas en las banquetas. Un mensaje claro y directo a los fumadores de: “Pinches viciosos ¿Quieren fumar? Pues congélense el culo.”

Alguno de ustedes dirá: “¡El cigarro mata!”, sí, mata. Pero no a todos. Me da nostalgia ver películas de los años 30, con una bella Greta Garbo encendiendo un cigarro. Y digo, la mujer fumaba y mucho, y vivió hasta los 85 años.




Pero no es buscar excusas ni pretextos, ni trato de decir que fumar es sano. No, no lo es. Pero... ¿por qué la pinche agresión?

Hace cosa de unos minutos baje al 7/11 por una cajetilla de Lucky Strike, y ¿qué es lo que veo? La foto de un feto abortado, de pésimo gusto. Y veinte mil leyendas de: “El cigarro mata”, “No mates a tus hijos”, “El alquitrán causa cáncer”… y yo sólo dije para mis adentros: “Chinguen a su madre.”

Estoy de acuerdo, el cigarro hace daño a la larga…muuuuuuy a la larga, y no está comprobado que siempre, siempre, siempre, te mueras de cáncer o enfisema. A demás, es decisión de cada quién hacer con su cuerpo lo que mejor le plazca.

Si se trata de concientizar a la población de los males del cigarro, considerando que actúan de buena fe, propongo que en las botellas de licor pongan la foto de un hígado hecho mierda, o que detrás de todos los dulces o chatarra pongan la foto de un marranobeso, y que digan algo más de “come frutas y verduras”, que diga mensajes igual de agresivos para los fumadores. Propongo algo así: “Deja de tragar mierda, pinche gorda”. Ya que a pesar de la ley antiobesos que circula por nuestros lares, y de la extirpación de tienditas en las escuelas, a los gorditos los tratan como víctimas, pobrecitos, como si no fuera su culpa estar marranos, mientras que a los fumadores nos ven cara de hijos de puta.



Me gustaría ver que compres tu chupe para ti y la banda, y les arruinaran el momento con la foto de un teporochito meado, tirado en la banqueta, y una leyenda así: “Beber te deja en la calle, y hace que huelas a miados”.

Pero… ¿por qué, a pesar de que le suben de precio a las cajetillas, y a pesar de los constantes recordatorios de los males del tabaco, la gente sigue fumando? El cigarro es de lo más adictivo que existe, y tiene como efecto secundario (además del cáncer y enfisema) bajarte el nivel de estrés.
Déjenme decirles que ahora, el ritmo de vida es sumamente acelerado, y si hay más cáncer en el mundo, es por el estilo de vida y comida. Estamos rodeados de “fasfuds”, de comida procesada, atascada de conservadores. Todo, todo, todo va a un ritmo acelerado.

Las semanas se van como agua, los meses rapidísimo, y sin darte cuenta, ayer tenías 23 años y hoy ya tienes 32. Al menos en mi caso, la chamba consume el 80% de mi tiempo. Y por lo que he conversado con amigos y desconocidos, eso pasa en todas las chambas. Es decir, que diariamente vivimos hasta la madre. Por eso, cuando estás en tu lugar de trabajo a más no poder, sólo ansías esos 5 minutos de break para relajarte y fumarte un cigarro. Nada más, es lo único que te queda. ¿Y qué pasa? No te dejan en paz. Te recuerdan constantemente que lo único que te relaja en un día pesado de trabajo, te va a matar. Hacen acusaciones muy severas.

El cigarro te mata = eres un suicida.

El cigarro mata a los tuyos = Eres un asesino.

¿No creen que se la estén mamando?

Llamar a los fumadores asesinos y suicidas, nos ponen al nivel de un psicópata, y digo si mi intención fuera esa (como fumadora) pues me ahorro el tiempo, y me pongo mi máscara de Halloween, agarro mi cuchillo filetero, me cambio mi apellido a Myers , y órale… a matar a cuanto pendejo se me ponga en frente. Pero no, esa no es la intención cuando me fumo un cigarro. Sólo quiero un momento de silencio y de relajación. Es lo único. ..Bueno, y también mi shot de nicotina y alquitrán.

¿Con este post pretendo justificar al fumador? No, yo sé que el cigarro hace daño y les juro que todos los fumadores sabemos por demás lo que “causa” el tabaco, pero neta ¡déjenos en paz!

Tengo la intención de dejar de fumar, porque quiero mejorar mi condición física, y aprender a manejar el estrés de una manera menos dañina. Pero en el inter…¡¡¡Dejen de mamar!!!

He dicho.

miércoles, 28 de julio de 2010

El más allá




…Mails en cadenita…

¡¡¡ME CAGAN!!!!


Mándalo a 10 de tus contactos y algo bonito pasará a las 4 de la tarde” a huevo, a las 4 pm alguien se estará cagando de la risa por tu estupidez.

Hace tiempo recibí un mail que amenazaba con darte una vida sexual pobre y miserable si no lo mandabas a quince contactos. He de confesar que me entró pánico y lo mandé a veinte de mis contactos. ¡¡¡Con eso no se juega!!! Pero fuera de esa ocasión, normalmente ni los abro, los destruyo, o si ando de humor jodiente, les contesto con frases mamonas y humillantes.

Es difícil que me toque el corazón con cualquier pendejada. He recibido mails que hablan de niños con enfermedades incurables, de miles de mujeres que mueren a causa del cáncer, y sólo digo: “Qué mal pedo”.

Ayer, en mi inbox me esperaba algo especial. Pensaba que se trataba de otro mail apelando a mi compasión. Pero no. Hablaba del misterioso y polémico “Más allá.”

El “Más allá” es el eufemismo que la mayoría usamos para referirnos a la muerte. Y es que si nos ponemos a pensar en un sentido estrictamente lingüístico, cuando te preguntas ¿Qué hay después de la muerte?, la misma pregunta te detona la respuesta que nos negamos a escuchar y a entender: Nada. Pero si te preguntas a ti mismo ¿Qué hay en el más allá? El Más allá es un lugar. ¿Donde? Sepa la goma. Pero lingüísticamente es un pinche lugar. Es: más… allá.


La presentación que me llegó por mail decía más o menos, que cuando morimos vemos una luz brillante de la que no queremos regresar porque está llena de entendimiento, (obviamente luz), y mucho amor incondicional y que te esperan todos tus seres queridos, incluso aquellos que nunca conociste, como tu ascendencia. Mentiría si les dijera que no me enchinó la piel pensar en que el día que yo me muera, la abuela paterna que nunca conocí, y que por lo mismo es para mí más misteriosa que la muerte, me reciba con amor.

¿Y qué me dicen de la emoción de volver a ver a mis abuelitos? A los que sí conocí. Llegar al allá místico y ver a mi abuelo Pipi (así le decían y quien se burle, le rompo la madre) con su saco gris pidiéndome buscar dulces en su bolsa…. Y que fueran sugus. O a mi abuelito Leo abrazarlo fuerte.



Como bien dije hace dos párrafos, mentiría si dijera que la idea no cruzó por mi mente, y mentiría aún más si no reconociera que me gustó, pero la cruda verdad es que no creo en el Más allá. El pensar que hay algo más después de que chupaste faros, lo único que ocasiona es que te hagas güey en esta vida real (si es que es real), y no cumplas tus sueños.

Sería la neta que el mundo de los muertos fuera un lugar más asombroso e interesante que el de los cementerios. Pero honestamente me da más miedo pensar que existe la posibilidad de no trascender y quedarte entre dos mundos, es decir, un vil y pinche fantasma. Imagínense que se mueren, pero como no hicieron su “misión” se la pelan y se quedan atrapados en una casa embrujada. No puedes chupar, tragar, parchar, tú única diversión es asustar a los que intenten habitar en tu morada.



Lo más curioso es que hace cosa de dos semanas un amigo nuestro llegó de Cannes, y nos trajo, entré otras cosas, ajenjo, y reflexiones.

Si crees que después de la muerte hay otra vida, no haces lo que realmente quieres hacer, porque piensas que tienes la eternidad para hacerlo, pero ¿qué tal que esta vida sea todo lo que tenemos? Y ya no hay nada más.”

Palabras muy rudas cuando estás bajo los efectos del ajenjo.


Hablando de ajenjo, les voy a platicar rapidín una anécdota. Durante años creí que el famoso cuadro de Degas llamado La Bebedora de Ajenjo, se llamaba La bebedora de Ajeno.

Es éste:





Por alguna razón mi cerebro no leía la J en Ajenjo, entonces, creí que era ajeno, y mi interpretación del cuadro era otra completamente a la que Degas quizá trató de decir. El pedo no fue tanto que yo estuviera equivocada, mientras me hubiera guardado mi interpretación, pero NO. Maruchi se quiso lucir un día en la universidad, y esto fue lo que dijo delante del profe y los compañeros cuando estaban analizando las características del Impresionismo:

“Degas propone en esta pieza la soledad y la miseria de una manera única. El sólo hecho que una mujer bebedora, no pueda financiarse su propio trago y tenga que beber de los demás”

Entonces el profe dijo: “¿Y cómo sabes tú que está bebiendo de los demás?

Y AHÍ SEÑORES, LA CAGUÉ…

“Pues… el título de la obra es muy revelador: La bebedora de AJENO”

El profe se cagó de la risa en mi jeta… y me dijo: “ ¿Ajenoooo?... querrás decir Ajenjo…”

Y yo WTF!!!


Osezno



Volviendo la tema del más pa’llá, ¿qué pedo con la gente que se dedica a lucrar con la desesperación de los familiares? Alguna vez vi un reportaje de Penn & Teller, en el que exponían a las casas funerarias como un negocio. Y como todo negocio lo único que le importa del cliente es su dinero. Mientras una persona o varias están entre la pena y la negación, arreglando los detalles fúnebres de su ser querido, estos hijos de puta les enjaretan el ataúd más pinche caro que puedan pagar. Salen con la mamade de decirle a la gente en esos momentos de dolor y tristeza, que deberían de pensar en el descanso de su ser amado. ¿Acaso su padre no merece el mejor descanso?

Y claro, como uno está desorientado y en pleno duelo, acepta pagar un ataúd de casi 50 mil pesos. Incluso si el familiar se va a cremar, les vale madre… a huevo te hacen pagar cajita de muerto.

Pero aún hay más…

Mientras que los de la funeraria hacen bisne con el cuerpo, otros cabrones afirman que pueden hablar con el muertito, o bien prestar su cuerpo para que el alma entre en él y se manifieste, es decir médiums.

Cuando yo tenía seis años mi abuelito Leo, el papá de mi mamá, falleció. Justo una noche antes soñé con él, porque necesitaba verlo después de meses en el hospital donde no me dejaban visitarlo. En mi sueño lo vi, entraba por la puerta y lo abrazaba.

Mi abuelo me dijo: “Mija, vine a despedirme. Ya me voy.”

“¿Cuándo volveré a verte?”, pregunté.

“Ya NUNCA mija… ya nunca.” Desperté.


Cuando al día siguiente mi madre me confirmó la muerte, quedé destrozada. Todo mundo me decía que mi abuelito estaba en el cielo, y que desde ahí me cuidaba, pero sus propias palabras en mi sueño se sentían más certeras… ya nunca más volveré a verlo.

Está cabrón.

Aceptar que un ser querido se ha ido para SIEMPRE, es una torta de chile muy difícil de digerir, y necesitamos digestivos, como el cielo, los fantasmas, el ángel de la guarda, el más allá. Pero, lo que no necesitamos son abusivos jijos de pu que vean dinero fácil en el dolor y el duelo.



Cuando aún vivía con mis papás tenía acceso a muchas comodidades; comida sana, muchacha, y televisión por cable. Había días que llegaba hasta la madre de la chamba y sólo quería ponerme a vegetar frente al televisor. En uno de tantos de estos estados vegetativos, veía el canal Infinito… turu rú ru … El canal más fantoche que he visto en mi vida, y ahí conocí a un tío llamado John Edward… con su programa Crossing Over.

A grandes rasgos, el programa era / es básicamente un Talk Show, donde las personas van para que quese monito, John Edward, les diga los que sus parientes muertos quieren. Es decir, este pendejo asegura que puede hablar con los muertos,… pendejo… cualquiera puede hablar con los muertos… Hasta yo, el pedo es que me contesten… Daaaaaaaaa… mal chiste…

Ya, retomando el tema, personas asisten a este programa para ver si algún muertito suyo se comunica con ellos a través de Mr. Edward… esperen tantito!!! No se viste de africano, hindú, de hecho no está de malos bigotes. Ni los “fantasmas se posesionan de su cuerpo… NO… lo que este güey hace es girarla como una especie de traductor. Donde él dice lo que el muertito le dice… pero aguas…obvia mente es
charlatanería.

Me llega un nombre que empieza con F, R, T,... o tal vez A, X ,V?

Como el caso de John hay otros, que viven bastante bien al asegurar que se comunican con el más allá.


Conclusión

¿El más allá existe? No lo afirmo ni lo niego, sino todo lo contrario … jojojo.

Mi mente me dicta que es imposible que la vida continué de alguna manera después de la muerte. Sin embargo mi corazón espera que mi mente esté equivocada.

Es algo que sabré en su momento. Y si hay un más allá, les juro que veré la manera de comunicarme y buscarme un escribano y le dictaré por guija mis actualizaciones del Blog.


Ok… tema denso… Los dejo y espero no tardarme en hacer otro post.




viernes, 21 de mayo de 2010

De vuelta y con tema pedorro

En este momento estoy empalagándome el oído sucio y mal pensado con una dulce cancioncita japonesa. ¿Y por qué estoy relatando esto? Porque después de casi dos meses de no postear, no tengo ni puta idea de cómo comenzar.

Es una falta de educación hacerles perder el tiempo con un post como este que ni siquiera he preparado, pero, ¡qué les puedo decir! En balde los centenarios que gastaron mis padres para darme una buena educación. No la aplico. Ok, exageré… La realidad es que en mi chamba sí soy educada, refinada, de porte ejecutivo, pero en mi espacio privado (el cual incluye este insípido blog) no me importa la educación.

Y es que… ¿a quién realmente le importa la educación? A los que quieren vivir integrados en la tan sobrevalorada sociedad. La sociedad que te juzga porque eres mujer y hablas con un chingo de groserías… “¡No es digno de una dama!”

Hace muuuuchos años tuve un novio que osó decirme que le bajara a mi lenguaje soez.
“Corazón, ya no digas tantas groserías”- me dijo y en ese momento supe que lo nuestro no iba a funcionar.

El verdadero amor, no es el que te regala rosas, y digo ¡qué caso tiene que un tipo mutile seres vivos y te regale genitales de plantas! El amor de verdá es aquél con el que puedes hacer competencias de eructos, es con quién puedes ser el más maleducado y aún así te ama.

¿No les ha pasado que a veces, sencillamente, no tienen ganas de saludar? A mí sí me ha pasado, hay días que amanezco con más lagañas que de costumbre, o estoy de malas y no me da la gana decir: “Buenos días”. Pero la educación te obliga a decir “Buenas”, cuando en realidad, quisieras pasar de largo.

Sin embargo he notado que hay algo que es más valioso y genuino que la educación, y es el respeto. Tal vez seas un “caballero” que regala pussies de plantas a su novia, que le abre la puerta del coche, y ya en casos muy mamones, se quita el saco para que la dama no pise un charco. De hecho si alguien hiciera este último punto conmigo, buscaría cualquier objeto pesado, para dejar inconsciente al psyco que hace mamadas.

Lo que quiero decir, puedes tener una educación de cartón, pero si vas por la calle y ves un anciano pidiendo pesitos, lo ignoras ya hasta haces jeta.

He conocido hombres que tienen la mala/buena fama de ser maleducados, será el sereno, pero me consta que al menos uno, cada vez que se encuentra un vagabundo, le regala un cigarro, y le saluda sin lástima ni asco, simplemente es otro ser humano que, por circunstancias que nos valen madre, decidió vivir en un puente peatonal.

En el caso de las mujeres, una “dama” de lenguaje adecuado, puede ser una bitch que te saca cenas caras, antros igualmente caros, te hace pasar por todas sus amigas y luego, al terminar el desmadre, te hace botar a cada una a su casa.

No quiero caer en generalizaciones, ni decir que la gente que se echa sapos, pedos y dice groserías son tru, y los finolis son hijos de puta en el fondo. Pero hoy me emocioné con el tema.

Ahí les va una anécdota.

Hace dos años más o menos, estábamos mi chico, un amigo y yo, dando vueltas en el coche tratando de buscar estacionamiento en el Centro de la ciudad. El tránsito era tan lento que vimos como un viejito en bicicleta nos rebasaba por la banqueta. El viejito traía en la parte de atrás un chingo, pero lo que se dice un chingo de Yakults , al dar la vuelta, el peso de la caja de Yakults vence la bici y el viejito se da un putazo en la baqueta…. NO se rían cabrones. No es cierto, ríanse porque realmente fue muy gracioso.

Una persona educada se levanta y ayuda al viejito a incorporarse , una persona respetuosa ayuda al viejito a incorporarse, no sin antes cagarse de la risa. Y ustedes se preguntarán ¿a caso reírse de la desgracia ajena es respeto? Pues sí, porque no tener lástima, ni discriminar sin risa un hecho gracioso, estás siendo respetuoso.

Bueno, el fin de la jornada laboral llegó, y si fuera educada me despediría de ustedes muy ahuevo, pero lo hago respetuosamente.

¡¡¡Tengan un fin de semana laaaaaargo y a toda madre!!!

jueves, 4 de marzo de 2010

Dream a little dream of me

Ha pasado mucho tiempo, mucho tiempo desde que te dejé llorando en la alamedaaaaa...

Qué tal mis siempre fieles seguidores, me ausenté de este blog por la escusa más usada de todos los tiempo; por la chamba. Así es, he tenido un chingo, lo cual curiosamente no me molesta, soy de esos seres extraños que prefieren tener días llenos de chamba para que la jornada se pase rapidísimo.

Otra razón (no menos importante) es que durante este tiempo no tenía ni puñetera idea de lo que iba a escribir. Pensé que la iluminación me había abandonado, hasta hace a penas unos días, más bien noches que algo sucedió...

Tuve un sueño más allá de lo extraño... Sí ya sé que TODO el pinche mundo dice que sus sueños son especiales, pero dejando esa parte obvia a un lado, en verdad, en verdad os digo, que tuve el sueño más pinche raro de TODO el universo.
Mi sueño fue tan bizarro que psicólogos pagarían por analizarlo. Así de cabrón estuvo. Pero soy un alma que obra de buena fe, por ende, no cobraré por compartir mi retorcido inconsciente de manera gratis.

Ya... sin preámbulos...

Soñé que El Hombre Elefante se había enamorado de una mujer muy bella, pero estaba ciega. Como era un ser horripilante y boludo y había osado mancillar a la noble mujer ciega, (porque que quede claro, en mi sueño estos dos parchaban sin cesar), por ello el pueblo ignorante del siglo XIX había armado una revolución para acabar con EL Hombre Elefanteeeeee...

Y yo qué hacía en el sueño... Al principio no hacía ni madres, era como una espectadora de una película, pero después me convertía en la clave que iba a ayudar a que el amor de aquéllos dos se realizara. Yo era una guardia que liberaba al hombre elefante y lo dejaba escapar con su mujer invidente. Todo iba a salir bien...Peroooooooo

Justo al llegar al barco donde huirían, salió una masa de hombres enfurecidos. Uno de ellos llevaba un pinche machete con el que voló medio rostro de la bella mujer ciega. El cacho de cara salió disparado y cayó en la sucia arena. Lo qué pasó a continuación me dejó sin aire. El Hombre Elefante se cercenó una bola de su rostro y se puso el cacho de cara de su amada. Finalmente el amor no triunfó y el "fenómeno" y la bella invidente, murieron a palos. A mí me mataban de un tiro en la cabeza... pero como siempre que sueño que me matan, sigo viva no importa cuantos balazos me acomoden.


Tal vez las nuevas generaciones no sepan quién fue el Hombre Elefante, quizás no sepan de Joseph (John) Merrick. Pues era éste:








Si no saben detalles de su vida les recomiendo ver la película de David Lynch The Elephant Man... aunque es una versión muy dramatizada de la verdadera vida del joven Merrick, vale toda la pena. Y si la película los deja intrigados, Discovery Channel ha hecho documentales que narran la vida de este magnífico ser.

Ayóooooooo

lunes, 8 de febrero de 2010

Maruchita Piernas Largas

¿Cuántos accidentes automovilísticos suceden por culpa de la piche prisa?

No hay algo que me haga enojar más, que cuando la cago por tener prisa. Porque es algo que pudo haberse evitado, si hubiera hecho las cosas con calma.

El sábado quise darme el lujo de comprarme ropita nueva. Tenía ganas de estrenar, pero ni recuerdo porqué llevaba prisa. El caso es que me probé la ropa a lo pendejo y la pagué. Me largué del centro comercial deseando que fuera lunes para poder lucir mis nuevos trapitos.

Hoy es lunes… que quede escrito en las páginas de la historia, que hoy lunes 8 de febrero, Maruchi Coco llevó a su chamba unos pantalones de corte bonito, que se ajustan bien en la cadera, PEROOOOOOOOO que están por demás rabones. Síiiiiii, cortos,...puta madre... Me probé los pantalones descalza y no me detuve a pensar en cómo se me verían con los tacones que uso. Pues bien, ahora me di cuenta que se ven de la chingada con mis tacones. Parezco vil pendeja y lo peor es que no me di cuenta de ello hasta ahorita 5:40 de la tarde, cuando ya todo mundo me vio y no hay nada qué hacer.

La mirada de mis compañeros de trabajo se intensificó, todo mundo me ve a las patas y me juzga. Pensarán: “Pobre giganta que no encuentra pantalones que le queden”… Me llamarán jirafa… Me siento jirafa, como un fenómeno que no encuentra ropa que le quede.

Estoy a punto de irme a los baños a llorar y gritarles a todos: “I-am-not-an-animal… I-am-a-human-being!!!”

Y es que soy precisamente eso; un ser humano que a veces comete pendejadas por andar con prisas.

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Prometo que el próximo post no relataré mis frustraciones (de manera evidente) y escribiré algo ameno qué leer. Al menos, escribir algo que sea lo suficientemente largo y entretenido para ir al baño.